FLASHBACKS
BAÑO DE LUNA
Sucedió cuando
tenía seis años, para ser más exacta, una semana antes de la muerte de mi
madre.
Esa mañana
yo había despertado con gran felicidad, mamá llegaba ese día de una misión y me había
prometido que se quedaría unos días antes de aceptar otra, me dijo que
deseaba pasar un poco de tiempo en familia.
Durante la
mañana, estuve entrenando con mi padre,
a pesar de tener solo seis años, amaba las técnicas de nuestro clan Nara, así
que cada día me esforzaba para saber realizarlas y hasta el día de hoy lo sigo
haciendo. Cerca de las cuatro de la tarde ella cruzó el umbral de la puerta,
con una sonrisa grande. Había estado tan feliz de su llegada que me lancé a sus
brazos antes de que otra persona pudiera saludarla, y después de eso no ocurrió
nada mas allá de lo normal, escuchamos con atención lo que sucedió en la misión,
eso siempre era emocionante y cenamos en familia, cosa que no hacíamos hace un
mes. cerca de las ocho de la noche yo ya estaba en mi futón, no se en que
momento me quedé dormida, pero si recuerdo con exactitud lo que sucedió después.
Desperté a
las doce de la noche, sé que era esa hora porque la luna brillaba con todo su esplendor. el pecho me ardía de tal forma que me empezaba a quedar sin aire, era una sensación
desesperante, como si una gran flama se expandiera por todo mi cuerpo pero se
concentrara en mi pecho. recuerdo que solo atiné a gritar el nombre de mi
hermana, que era quien estaba mas cerca de mi y que ella llego a mi habitación acompañada
de mi abuela, mi padre y mi madre. Mi padre me tomó en sus brazos, y después sentí
el viento frió de la noche chocar contra mí, cuando él empezó a correr.
Después
de eso, sé que salimos de la aldea, pues llegamos al claro de un bosque que por
mas que me esforzaba no lograba reconocer, me lanzaron al lago que había allí ,y
aún puedo sentir el agua helada ahogándome, cuando pensé que todo se acabaría una
mano delicada y pálida me saco de allí,también, puedo recordar las voces mi
madre y mi hermana entonando una canción. la luna brillaba roja con intensidad
segadora y aún me sentía flotar. Entonces escuché la melodiosa voz de mi madre
pronunciar aquellas palabras que se quedaron grabadas para siempre en mi
memoria.
“esperaba
con ansias este momento, desde ahora tu mejor aliada será la luna, te protegerá,
te ayudará y aconsejará, jamás dudes de sus palabras, ahora serás tú y no yo”.
Desearía que
eso jamás hubiese pasado, y así tal vez, mi madre estaría viva.
VISITA NOCTURNA
Me duele
contar esto, pero supongo que en algún momento lo iba a hacer, así que ¿Por qué
no ahora?
Habían pasado
tres días después de la muerte de mi madre, realmente estábamos devastados, la
imagen de su rostro destrozado aún me compaña cuando cierro los ojos, pero se
que si había alguien a quien esto le afectaba, era a mi padre. Desde que
enterramos a mi madre, no he vuelto a escuchar su profunda voz.
Mis días pasaban
entre entrenar e intentar dormir, hacía todo lo posible por no pensar en ella,
por no extrañarla y por no sentir odio por quienes la habían matado, aunque
esto último no lo he logrado al día de hoy. Esa, era otra noche en la que no
lograba conciliar el sueño, estaba frente a la ventana de mi habitación mirando
a la nada, cuando logre notar un brillo tras de mi, gire mi rostro solo por
curiosidad y me paralice, ella estaba ahí, frente a mi, tan hermosa y radiante,
como la había visto antes de esa maldita misión.
-Mitsuki,
mi pequeña princesa, solo vine a despedirme, a recordarte lo mucho que te amo, ahora
yo no estaré para cuidarte, pero recuerda que tienes una guardiana que brilla
en el cielo. No desesperes ante la adversidad, tienes mas poder del que
incluso tú crees-
Sentía las lagrimas caer por mis mejillas y cuando quise
hablar ella desapareció, estaba demasiado impactada aún, y segundos mas
tarde mi hermana entro a mi habitación, con lagrimas en su rostro y la respiración
agitada.
-¿la viste?- pregunto ella
-si…-
KOEMI
Llevábamos varios
días de viaje, habíamos decidido abandonar Mizu No Kuni después de la muerte
de mi padre, deseábamos dejar todos esos malos recueros atrás. Sin embargo, mi
abuela por muy fuerte que fuera, era vieja y el largo viaje le estaba haciendo daño,
su cuerpo empezaba a tener fiebre. Si había algo que definitivamente no podíamos
permitirnos mi hermana y yo, era que mi abuela muriera, así que decidimos pasar
unos días en una isla que estaba en el país del agua y cerca del país del
fuego.
Koemi |
Había pasado
una semana desde entonces y mi abuela no mejoraba, mi hermana me había pedido
que buscara unas plantas que crecían cerca de la costa, que de seguro sanarían a
mi abuela y yo salí desde muy temprano a buscarlas, pero ya se acercaba la noche
y no lo había logrado. Estaba desesperada, mi abuela estaba cada vez mas
enferma y yo no encontraba aquello que podía salvarla. Me había sentado entre
una formación rocosas de la playa y observaba el límite donde el cielo y el mar
se juntan, en busca calmarme, pero eso
no sucedió. No hasta que la escuché.
-llevo
horas observándote y se que buscas esto, tómalas, las traje para ti-
Cuando giré mi rostro me topé con la mirada de una niña, que tenía una marca extraña en su frente, poseía cabellos rojizos
y ojos de un tono negro realmente profundo. Ella extendía sus manos hacia mí y
en estas estaba aquello que tanto buscaba.
-Gracias. ¿Cómo
te llamas?-
-Me llamo
Koemi. Te vi entrar a la isla con una mujer enferma, seguro es tu abuelita y
cuando de vi aquí no tarde mucho en saber que buscabas. Espero que te sirvan y
que nos volvamos a ver. ¡Adiós!-
Regrese con
las plantas a mi casa y mi hermana las preparo para que mi abuela pudiera
beberlas, horas mas tarde notamos una mejoría. Desde entonces, empecé a ir todos los días a la
playa, con la esperanza de volver a Koemi, pero nunca la encontré y llego el día
en el que tuvimos que volver a emprender nuestro viaje.
TSUKUYOMI
Cuenta la leyenda que después de que Tsukuyomi, dios de la luna,
abandonara el templo que habitaba con su hermana, subió al lugar que
su padre le había concedido y se quedó para vivir allí.
Pasaron cientos de años en los que el dios se concentró en crear una
nueva raza en la luna, seres con poderes celestiales que fueron nacidos del
cuerpo de la deidad.
Amaterasu, su hermana, le pidió que regresara al templo, pues su
presencia era requerida para tomar una decisión sobre los humanos, ya que aquellos
seres se empezaban a revelar contra los dioses y debían ser castigados. Cuando
Tsukuyomi regreso al templo, su padre, Izanagi, le ordeno a él y su
hermana sumir la tierra en un eclipse eterno, pues sin la luz del sol los
alimentos dejarían de crecer y los animales empezarían a morir. Después de
acatar la orden de su padre, la deidad de la luna creyó que tal vez era el momento
de conocer realmente la tierra y decidió hacerse pasar por un humano.
La tierra era poco interesante para la deidad, simples humanos que eran
tan débiles como para entregarlo todo cuando conocían aquello que llamaban “el
amor” entonces, sin nada más por lo que quedarse, decidió regresar a la luna,
al reino que el mismo había forjado. Sucedió entonces, que cuando la deidad
estaba en medio de un claro donde abriría el portal a su reino, escucho un
dulce canto.
Dicen los aldeanos que era la voz de la princesa de aquel lugar, una joven
de rasgos finos y una voz tan hermosa y dulce, que no necesitaba de algún instrumento
para estremecer a quien escuchara su canto. Tsukuyomi quedó tan
impresionado con la princesa que decidió quedarse un tiempo más, para conocerla
y seguir escuchando su dulce canto, tiempo
en que le fue inevitable enamorarse de ella, aquello que él creía innecesario
se convirtió en el único motivo para permanecer entre los humanos. Desde el
momento en el que el dios decidió permanecer en la tierra, la oscuridad creada
por el eclipse dejo se existir e Izanagi se llenó de ira por la desobediencia
de su hijo.
La princesa y Tsukuyomi se casaron, reinaron durante años, pero entonces
sucedió aquello que marca la mayor diferencia entre un dios y un simple mortal,
cuando la ahora reina estaba embarazada, Izanagi causó que esta enfermara y muriera
dando a luz al fruto de lo que él consideraba un amor prohibido, una hermosa niña de ojos plata y cabellos negros.
Dicen que Tsukuyomi perdió la cordura y que una noche simplemente desapareció,
dejando a su hija entre los humanos pero jurando protegerla desde lo más alto
en el cielo.
Desde ese entonces, en algunas generaciones, nace una niña en el clan
Hyuga a quien el mismo dios de la luna le brinda protección y una enorme
cantidad de poder, pues la reencarnación de su hija. Pero los poderes de esta
niña no se ven activados desde su nacimiento, si no cuando la madre de la niña
decide dar su vida por la de su hija.
ESPADA LUNAR
Pasaron dos días desde la visita nocturna que me hizo mi
madre. Como ya sabrán, mi padre no es el mismo, ya no entrena, ya no come, aun
no escucho su voz y yo a veces me desespero por no saber cómo ayudarle, no
quisiera perderlo, no después de perder a mi madre. Aun no se sabe quién la
mato, o tal vez sí lo saben y nos lo están ocultando. Por otro lado, mi hermana
llora cada noche, pero, cada mañana se levanta con una sonrisa y me ayuda
entrenar, ella es simplemente la mejor hermana mayor del universo.
Esa noche me pasó algo asombroso. Había decidido no entrenar,
quería descansar, así que salí de la aldea en dirección a aquella laguna, donde días atrás me habían arrojado para obtener mis poderes. Hacia frió, cuando llegue la luna ya estaba en lo mas alto
del cielo, se veía tan hermosa y grande. Me senté junto al lago y empecé a
observar el reflejo de la luna en este. Entonces, justo donde se veía el su
reflejo, una luz plateada empezó a aparecer, me dio curiosidad, por lo que entré al lago y nadé hasta estar cerca, cuando observé mejor, se trataba de una
hermosa espada, cuando la me acerque lo suficiente para tocarla, mi mano simplemente
siguió de largo, era una ilusión, sin embargo, no podía apartar mis ojos de ella.
Ahora, lo mas maravilloso es que en ese momento, escuche la voz de quien sería
mi protector.
-A partir de ahora esta espada es tuya, solo piensa en ella cuando
la necesites y en tus manos aparecerá, solo tú tienes control sobre ella, nadie
jamás podrá destruirla, pero queda en ti descubrir sus habilidades-
Después de eso, la luz y la espada que yo veía desaparecieron y
yo salí del lago, no pensé que fuera cierto, recuerdo que creía que era un
juego de mi mente, pero no, la he usado y hasta ahora he descubierto que la puedo
convertir en una especie de látigo, que la puedo multiplicar con un máximo de ocho
mas y que su filo corta incluso el diamante. Aun así, sé que me faltan más
cosas por descubrir.
MAESTRA
MAESTRA
Durante el viaje que hice con mi familia a Konoha nos pasaron
varias cosas, una de ellas fue que mi abuela se enfermara y otra es lo que les voy a contar.
Esto paso unos días después de que saliéramos de la aldea
donde conocí a Koemi, no faltaba mucho para llegar a Konoha, pero debíamos
descansar, así que cuando pasábamos por el bosque, decidimos parar en una
cueva, encender una fogata y mi hermana me mandó a buscar plantas comestibles,
mientras ella cazaba algún animal, al tiempo que mi abuela se quedaba en la cueva. Empecé
a caminar dentro del bosque en busca de alguna planta que no nos matara, para
mi suerte a mi corta edad tenía un gran conocimiento en plantas, tanto
medicinales, como venenosas y por ende comestibles, no tardé mucho en encontrar
algunas, pero también quería fruta por lo que seguí caminando, no sé cuánto me
aleje, pero empecé a sentir que alguien o algo me observaba, que me seguían. Solo
llevaba un bolso ninja con unos pocos kunai, pero me arriesgué y lancé algunos
en dirección a donde yo pensé que estaba aquello que me inquietaba.
Sin embargo, nunca escuché que estos golpearan algo y cuando
menos pensé una silueta salió de detrás de un árbol, era una niña, demasiado
parecida a Koemi.
-Te he traído esto, es un regalo de tu protectora, pero ten
cuidados al usarlos- extendió hacia mi dos frascos y yo los tome.
- ¿Qué son? - pregunté
-Uno el azul es un poderoso veneno, el blanco, te
funcionara como antídoto para ese veneno y para muchos más, todos dos son un
regalo de la luna y no te preocupes si se agotan, podrás crear mas con tu
propio chakra- recuerdo que su voz era suave.
- ¿de la luna? –
- si. De la luna, te explicaré algo: durante la luna ella te
protegerá siempre, pero durante el día yo te brindaré cosas que te podrán ayudar
en el futuro, seré tu maestra, te enseñaré a usar la espada lunar y te ayudaré a descubrir tu poder, aunque no apareceré siempre-
Baje mi mirada para observar bien los frascos y cuando la volví
a levantar, ella ya no estaba, me di cuenta de lo tarde que era, guarde ambos
frascos y decidí volver a la cueva con las plantas que tenía.
Tiempo después aprendí que el veneno puede paralizar a quien
lo toque, pero que en mi no tiene efecto, también entendí que para crearlo solo
necesito de mi sangre y mi chakra.
NUEVO JUTSU
NUEVO JUTSU
Ha pasado
un mes desde que llegamos a Konoha y fuimos acogidos por los Nara de la aldea. Pasé
varios días recorriendo el lugar, me pareció bastante agradable. También, me inscribieron
en la academia ninja. Por otra parte, había
retomado mi entrenamiento hace dos semanas. En esta aldea, los Nara tenían otras
técnicas, algunas muy sencillas y otras más complejas. Sin embargo, yo quería crear
una nueva técnica, una que solo yo pudiera usar, fue así como obtuve esta nueva
habilidad.
En un
principio, no sabía qué deseaba
exactamente, así que el primer día, dediqué demasiadas horas a pensarlo bien,
decidiendo que lo que hiciera, iba estar relacionado con mi naturaleza de
chakra. Quería un jutsu del que mis enemigos no pudieran escapar fácilmente. Durante
los siguientes días practiqué varios jutsu básicos del fuego, para aprender
bien sobre aquel elemento. Fue una semana después de ingresar a la academia ninja
que conseguí lo que deseaba.
Recuerdo
que el sol empezaba a ocultarse, cuando después de horas de intentarlo y con la
poca energía que me quedaba, logré crear un gran espiral de fuego, que quemaba
todo lo que estuviera dentro de este y a su alrededor. Sin embargo, de un
momento a otro todo se oscureció.
No recuerdo
más de aquel día, ya que cuando volví a ver la luz, el sol apenas iniciaba su
recorrido, y yo estaba en mi habitación. Al parecer aquel jutsu agotaba
bastante el chakra y para ese entonces, yo no tenía el control de chakra que
tengo hoy.
LA VERDAD
Han pasado varios meses desde que mi familia y yo llegamos a Konoha. En este lugar las personas son muy agradables, especialmente los de clan Nara, quienes nos recibieron con amabilidad y hospitalidad. Sin embargo, no todo puede ser total felicidad. Durante este tiempo, he notado un extraño comportamiento de los Hyuga de esta aldea hacia mí. Me tratan como si fuera alguien de la realeza, llegando incluso a ser invitada a la gran casa del clan Hyuga, en varias ocasiones. Aunque, como es de esperarse, debido al odio que le tengo a este clan, rechace su invitación en casi todas las ocasiones. Y digo “casi” porque hubo una, en la que la curiosidad de saber el, por qué de su actitud, fue más fuerte y decidí aceptar.
La gran casa del clan Hyuga, es hermosa, por dentro y por fuera, tiene un lindo jardín, donde los arboles de cerezo reinan. Cuando llegue a esta casa, me llevaron directamente a una sala, donde me esperaba, el líder del clan Hyuga, un señor de bastante edad, de cabellos grisáceos y ojos si brillo alguno.
Siendo sincera, no recuerdo las palabras que me llego a dirigir, porque no pasaron más de dos minutos, antes de que él se tuviera que retirar de la sala, y entonces yo aproveche esta oportunidad, para explorar la casa, algo debía encontrar que me aclarara mis inquietudes. En efecto, luego de mucho rondar por la gran casa, llegue a un lugar que estaba bastante apartado de las demás habitaciones, y en cual, de una pared apareció una puerta, con extraños dibujos que emanaban luz. Decidí ingresar, y me encontré con una pequeña habitación llena de pergaminos, además de una extraña piedra en la mitad donde estaba grabado aquello que tanto buscaba, lo me revelo, quien era yo.
Entonces entendí todas las palabras de mi madre y mi hermana, y entendí su actitud de aquella noche en el lago; entendí también, y hubiera deseado no hacerlo, porque murió mi madre. Yo era esa princesa, y mi madre también lo fue, hasta aquella fría noche en la que fui arrojada al lago. Mi cabeza empezó a doler, no quería asimilar que yo era la principal causante de la muerte de mi madre, y la que trajo esa nube de tristeza a mi familia. Porque, aunque no fui yo quien destrozo su cuerpo, fue por mí, que ella renunció a la protección del dios Tsukiyomi.
Cuando estaba por salir de aquella habitación, dos pergaminos brillaron fuertemente, llamando mi atención. Sin dudarlos los abrí, y su contenido me sorprendió. Uno, era un pergamino donde mencionaban el “sellado lunar”. Un tipo de sello tan poderoso, que solo podía ser realizado por la “princesa de la luna” pero que si esta misma, lo realizara sola, le costaría la vida. Así que, debía ser realizado por varias personas, que estuvieran dispuestas a darle todo su chakra a princesa, para que esta realizara el sello. El segundo pergamino, hablaba de un arma destructiva. Una corona lunar que solo podía ser entregada por el dios Tsukiyomi a su hija, y que le daría el poder de un dios, aunque no le otorgaría la inmortalidad de uno.
Sin más que hacer por el momento en aquel lugar, decidí salir de la habitación, y de la casa, sin que se dieran cuenta de que llevaba aquellos dos pergaminos, conmigo.
LA VERDAD
Han pasado varios meses desde que mi familia y yo llegamos a Konoha. En este lugar las personas son muy agradables, especialmente los de clan Nara, quienes nos recibieron con amabilidad y hospitalidad. Sin embargo, no todo puede ser total felicidad. Durante este tiempo, he notado un extraño comportamiento de los Hyuga de esta aldea hacia mí. Me tratan como si fuera alguien de la realeza, llegando incluso a ser invitada a la gran casa del clan Hyuga, en varias ocasiones. Aunque, como es de esperarse, debido al odio que le tengo a este clan, rechace su invitación en casi todas las ocasiones. Y digo “casi” porque hubo una, en la que la curiosidad de saber el, por qué de su actitud, fue más fuerte y decidí aceptar.
La gran casa del clan Hyuga, es hermosa, por dentro y por fuera, tiene un lindo jardín, donde los arboles de cerezo reinan. Cuando llegue a esta casa, me llevaron directamente a una sala, donde me esperaba, el líder del clan Hyuga, un señor de bastante edad, de cabellos grisáceos y ojos si brillo alguno.
Siendo sincera, no recuerdo las palabras que me llego a dirigir, porque no pasaron más de dos minutos, antes de que él se tuviera que retirar de la sala, y entonces yo aproveche esta oportunidad, para explorar la casa, algo debía encontrar que me aclarara mis inquietudes. En efecto, luego de mucho rondar por la gran casa, llegue a un lugar que estaba bastante apartado de las demás habitaciones, y en cual, de una pared apareció una puerta, con extraños dibujos que emanaban luz. Decidí ingresar, y me encontré con una pequeña habitación llena de pergaminos, además de una extraña piedra en la mitad donde estaba grabado aquello que tanto buscaba, lo me revelo, quien era yo.
“La princesa Hyuga, la reencarnación de la hija del dios Tsukiyomi,
Nace de un sacrificio de amor puro”
Entonces entendí todas las palabras de mi madre y mi hermana, y entendí su actitud de aquella noche en el lago; entendí también, y hubiera deseado no hacerlo, porque murió mi madre. Yo era esa princesa, y mi madre también lo fue, hasta aquella fría noche en la que fui arrojada al lago. Mi cabeza empezó a doler, no quería asimilar que yo era la principal causante de la muerte de mi madre, y la que trajo esa nube de tristeza a mi familia. Porque, aunque no fui yo quien destrozo su cuerpo, fue por mí, que ella renunció a la protección del dios Tsukiyomi.
Cuando estaba por salir de aquella habitación, dos pergaminos brillaron fuertemente, llamando mi atención. Sin dudarlos los abrí, y su contenido me sorprendió. Uno, era un pergamino donde mencionaban el “sellado lunar”. Un tipo de sello tan poderoso, que solo podía ser realizado por la “princesa de la luna” pero que si esta misma, lo realizara sola, le costaría la vida. Así que, debía ser realizado por varias personas, que estuvieran dispuestas a darle todo su chakra a princesa, para que esta realizara el sello. El segundo pergamino, hablaba de un arma destructiva. Una corona lunar que solo podía ser entregada por el dios Tsukiyomi a su hija, y que le daría el poder de un dios, aunque no le otorgaría la inmortalidad de uno.
Sin más que hacer por el momento en aquel lugar, decidí salir de la habitación, y de la casa, sin que se dieran cuenta de que llevaba aquellos dos pergaminos, conmigo.
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